lunes, 4 de junio de 2012

Satélites naturales y el planeta azul


 Empezamos con nuestro satélite natural...    





En este caso nos concentraremos en averiguar cuál es el diámetro de la Luna, además de conocer algunos interesantes detalles más de sus características morfológicas.
¿Cuál es el diámetro de la Luna?

La Luna es el quinto satélite más grande del Sistema Solar, y el satélite planetario más grande en relación a su planeta, con un cuarto del diámetro terrestre y 1/81 de su masa. El diámetro lunar es de 3.476 km, y tiene un área de 38 millones de kilómetros cuadrados.
La superficie de la Luna es de menos de un décimo de la Tierra, y equivale más o menos a un cuarto del área continental de nuestro planeta.

Desde la Tierra la vemos con claridad, pero no tanto por su tamaño más que por su cercanía. De todos modos, es el objeto maś brillante de la bóveda celeste después del Sol, pero como has de saber, su superficie no emite luz, sino que refleja la luz emitida por el Sol.



¿Qué planeta tiene más satélites?



Júpiter, nombrado por el Dios Romano supremo, es el quinto planeta desde el Sol y es el planeta más grande en nuestro sistema solar. Aparte del Sol, la Luna y Venus, Júpiter es el objeto más brillante en nuestro cielo, y generalmente se confunde con una estrella. Júpiter es tres veces más brillante que Sirius, la estrella más brillante que conocemos.

El científico italiano Galileo Galilei fue el primer astrónomo en observar a Júpiter a través de un telescopio. Mientras veía a Júpiter, él observó cuatro satélites orbitando el planeta, lo que llevó a la creencia de la teoría Copernicana de que la Tierra y otros planetas giran alrededor del Sol, y no viceversa. Previamente, muchas personas mantenían la creencia desarrollada por el astrónomo Ptolomeo, en la cual todo giraba alrededor de la Tierra.

La mayoría de los satélites de Júpiter, el planeta con más satélites naturales, fueron nombrados por sus amantes mitológicos. Muchas lunas más pequeñas han sido descubiertas recientemente, pero aún no tienen nombre.

Este gigantesco planeta tiene 63 lunas confirmadas, así como un sistema de anillos de piedras pequeñas y polvo. Saturno, por el otro lado, tiene 62 lunas confirmadas, 2 lunas sin confirmar y alrededor de 150 lunas pequeñas. Por lo tanto, realmente el trono del planeta con más lunas es una disputa entre estos dos planetas, ya que habría que poner consideraciones sobre qué es una luna y una luna pequeña, ya que Saturno podría tranquilamente ser el planeta con más lunas de nuestro sistema solar, pues también podría poseer lunas pequeñas cercanas a sus anillos.

Hasta hace un tiempo esto no era un problema, ya que estas lunas pequeñas no podían ser visualizadas desde la Tierra. Por lo tanto, no se puede afirmar con seguridad cuál es el planeta que posee más satélites naturales, pero sí se puede decir que es probable que esté entre Júpiter y Saturno. ¡Esperamos poder saberlo pronto!



Conociendo las lunas de Plutón



Nos cuenta la NASA que desde su descubrimiento en 1930, Plutón fue considerado el planeta más pequeño del Sistema Solar y también el noveno planeta a partir del Sol. Pero pasado el tiempo los astrónomos decidieron que dicho astro no cumplía los requisitos en cuanto a tamaño y ubicación espacial como para ser considerado un planeta, así que pasó a ser clasificado como un planeta enano.

Este planeta enano solía tener tres lunas que giraban en torno a él: Caronte, Nix e Hidra. Al menos eso creían los científicos, hasta que un buen y reciente día, mientras el telescopio Hubble buscaba un anillo alrededor de Plutón, descubrió que existe una cuarta luna muy pequeña orbitando, cuyo nombre temporal es P4.
La razón por la cual no había sido descubierta es que Plutón es 30 mil veces más brillante que este pequeñísimo astro. Cuando brilla el astro enano produce un patrón en forma de X llamado difracción de pico que oscurece a P4. Al parecer esta luna se encuentra entre Hidra, la luna exterior de Plutón, y Nix, descubiertas ambas en 2005 y que se cree que tienen entre 20 y 70 millas de amplitud aproximadamente.

Es muy probable que la formación de estas lunas se deba a una colisión entre Plutón y otro cuerpo de igual tamaño en las etapas tempranas del Sistema Solar. Como resultado del impacto fue arrojado material que más tarde se unió para dar lugar a la familia de satélites actuales.

Los científicos piensan que cuando algunos micrometeoritos chocan con la superficie de estas 4 lunas, se desprende material que a su vez puede formar anillos alrededor de Plutón, mas hasta el momento el Hubble no ha podido detectar la presencia de este cuerpo. Sin embargo, un resultado exitoso de su búsqueda ha dado por entera casualidad con un luna nunca antes divisada, lo que arroja información novedosa sobre la conformación de nuestro sistema.



Satélites de Júpiter



Júpiter, el quinto planeta del Sistema Solar, tiene 64 satélites, de los que cuatro tienen casi tamaños de planeta, los llamados lunas de Galileo. Los otros satélites son mucho más pequeños y la mayoría son asteroides capturados en el campo gravitatorio del planeta más grande de todo el Sistema Solar.

El tamaño enorme de Júpiter tiene un gran impacto en los objetos que lo rodean. Por ejemplo, las mareas provocadas en Ío hacen que esta luna encoja cuando se aproxima al planeta siguiento su órbita elíptica, lo que genera mucho calor y activa la actividad volcánica. La fuerza de la gravedad con que Júpiter atrae a otro de sus satélites, Europa, hace que su capa de hielo se agriete y se rompa.

En 1979, las dos sondas Voyager enviaron a la Tierra las primeras y sorprendentes imágenes del mini sistema planetario de Júpiter. La misión Galileo, en 1995, alcanzó la órbita de Júpiter y envió cientos de fotografías e información relevante acerca de la química y composición de Júpiter y sus lunas.

Nombres de los satélites de Júpiter



Galileo llamó a las cuatro lunas de Júpiter que descubrió en 1610 con su telescopio los planetas Medici y se refirió a ellos con la numeración I, II, III, and IV. Esta denominación se utilizó durante dos siglos, hasta que a mitad del siglo XIX se adoptaron los nombres Ío, Europa, Ganímedes y Calisto como oficiales.

Conforme se fueron descubriendo nuevos satélites gracias a las sondas espaciales, se los fue llamando con los nombres de las amantes de Júpiter, llamado Zeus en la mitología griega.

Si bien algunos de los satélites de Júpiter por ser demasiado pequeño sigue conservando su designación astronómica, he aquí los nombres de los que sí están bautizados: Metis, Adrastea, Amaltea, Tebe, Ío, Europa, Ganímedes, Calisto, Temisto, Leda, Himalia, Lisitea, Elara, Carpo, Euporia, Ortosia, Euante, Harpálice, Praxídice, Tione, Yocasta, Hermipé, Telxínoe, Heliké, Ananqué, Eurídome, Arce, Pasítea, Caldona, Isonoé, Erínome, Calé, Aitné, Táigete, Carmé, Spondé, Megaclite, Pasífae, Eukélade, Sinope, Hegémone, Cilene, Aedea, Kore, Kallichore, Autónoe, Calírroe.

Las lunas de Júpiter





Dentro de la órbita de Ío orbitan cuatro lunas pequeñas llamadas Metis, Adrastea, Amaltea y Tebe. Todas tienen una forma extraña, ya que carecen de masa o composición fluida como para tomar forma medianamente esférica.

Amaltea es la de mayor tamaño y además es el objeto más rojo del Sistema Solar. Es una fuente de calor, ya que refleja más calor que el que recibe del Sol y de Júpiter. Amaltea tiene unos 190 km de diámetro y forma irregular. Su superficie está llena de cráteres y montañas enormes.

Es el tercer satélite de Júpiter por orden de distancia y el quinto y último descubierto con ayuda del telescopio. Fue descubierta en 1892. Amaltea, según la leyenda, fue o una ninfa o una cabra que amamantó a Zeus.





Ío es el tercer satélite de Júpiter por tamaño y el quinto por distancia. Es una de las cuatro lunas conocidas como lunas de Galileo en honor a su descubridor, Galileo Galilei. Ío es un satélite con mucha actividad volcánica. Posee los volcanes más activos de todo el Sistema Solar, llamados Pele y Loki.

Los colores de la superficie de Ío van del rojo al blanco, pasando por el amarillo y el verde. La coloración de Ío se debe a la presencia abundante de azufre, que cambia de color según la temperatura: a los 113° (su temperatura de fusión) es amarillo, a los 150° se vuelve naranja, a los 180° rojo y a los 250° vira hacia el pardo y al negro. Así son las temperaturas en las zonas cercanas a los volcanes, en las llanuras, la temperatura media de Ío -150°C.

Ío es lo que más se aproxima al concepto tradicional de infierno. La temperatura en los volcanes llegan a alcanzar los 1700 grados Celsius, y las erupciones expulsan gases y materia volcánica a una velocidad diez veces mayor que los volcanes de la Tierra. Los materiales alcanzan centenas de kilómetros de altura y como hay poca gravedad, parte de esa materia volcánica escapa en el espacio y cae sobre Júpiter.

Ío es ligeremante más pequeña que nuestra propia Luna. Su nombre proviene de una ninfa a la que Zeus transformó en ternera para protegerla de los celos de su mujer, Hera. Hera encargó a Argos, el de los 100 ojos, que la vigilara pero Zeus envió a su hijo Hermes para que lo matara. en su memoria Hera recuperó sus 100 ojos y los puso en las plumas de su animal favorito, el pavo real.

En el Museo del Prado de Madrid hay un cuadro de Velázquez muy hermoso representando este mito.





Europa es otra de las lunas de Júpiter descubiertas por Galileo. Tiene un diámetro de 1565 km, un poco menos que nuestra Luna, y tarda 3,55 días terrestres en recorrer su órbita elíptica alrededor de Júpiter.

Europa está completamente cubierta por una capa de hielo de entre 50 y 100 km de espesor. Su superficie no muestra ningún cráter ni ningún relieve que supere los 100 metros de altura. Seguramente sean icebergs compuestos de amoníaco y hielo.

Se piensa que Europa es un mundo oceánico cubierto por una capa de hielo y que puede existir vida en su fondo, como en las profundidades de la Tierra, a pesar de las altas radiaciones que emanan desde Júpiter y que harían imposible la vida humana, a pesar de que parece que este casi planeta tiene atmósfera en la que hay oxígeno. El interior de Europa está compuesto por silicatos.



Una de las características más peculiares de Europa es la serie de líneas que parecen raíces esparcidas por todo el satélite, algunas de hasta 1000 km de largo. Estas líneas recuerdan los quiebres de las formaciones de hielo de los mares terrestres, lo que hace pensar que hay océanos líquidos debajo.

Europa recibe su nombre la fenicia de la que Zeus se enamoró. Para raptarla se transformó en un toro blanco y ella, viendo que era manso, lo adornó con una guirnalda de flores y se subió a su lomo. Zeus cruzó con ella a la espalda el mar hasta la isla de Creta. Luego Zeus subiría al toro blanco a los cielos en forma de estrellas y crearía así la constelación de Tauro.





Ganímedes, el satélite principal de Júpiter, es también el mayor satélite del Sistema Solar, siendo incluso mayor que el planeta Mercurio. Tiene un diámetro de 5262,4 km. Tarda 7,5 días terrestres en completar su órbita alrededor de Júpiter.

Es la única luna de Júpiter con nombre masculino. Ganímedes era el copero de los dioses, encargado de servirles néctar y ambrosía. Según al leyenda era un joven troyano famoso por su belleza del que Zeus-Júpiter se enamoró. Tomó forma de águila para raptarlo y llevarlo consigo al Olimpo.

Ganímedes tiene su propio campo magnético y una atmósfera con oxígeno, aunque demasiado delgada para sostener sistemas de vida tal como los conocemos. Su superficie se caracteriza por estar dividida en dos zonas: una oscura y más antigua y una clara atravesada por estrías. La diferencia se debe a la actividad geológica.

En Ganímedes no hay montañas. La temperatura media de la superficie es de -160°C y la del subsuelo de 9°C.



Ganímedes está formado por un núcleo ferroso que es el que genera su campo magnético, un manto de roca y una capa esférica de hielo de unos 800 km de espesor. Los anchos cráteres presentes en la superficie son planos, de diámetros entre los 50 y los 400 km.





Con un diámetro de 4800 km , Calisto es la tercera luna más grande del Sistema Solar. Su superficie es la más oscura de las cuatro lunas de Galileo, aunque es dos veces más brillante que nuestra propia Luna.

Calisto es el objeto estelar con más cráteres de nuestro Sistema Solar. Parece hace mucho tiempo que murió, pues no presenta ninguna actividad geológica en su superficie cubierta de hielo. Se calcula que este trozo de roca muerta tiene unos 4 mil millones de años.

Su atmósfera está compuesta principalemente de dióxido de carbono.



Calisto es un satélite frío y con poca densidad. Como está más alejado de Júpiter, le llega menos radiación del planeta gigante, por eso se considera que sería más adecuado para una posible exploración humana que Europa.

Su nombre proviene de una de las acompañantes virginales de Artemisa, la diosa de la caza. Zeus-Júpiter la violó y la dejó embarazado, por lo que Artemisa la repudió. Zeus la convirtió en una osa para protegerla de los celos de su mujer Hera y las colocó a ella y a su hijo en el cielo, dando lugar a las constelaciones de la Osa Mayor y la Osa Menor.



Las lunas de Saturno



Las muchas lunas que orbitan alrededor de Saturno tienen distinta forma, tamaño y origen. Algunas tienen una superficie dura y escarpada, otras son porosas y están cubiertas por un manto de partículas congeladas, tienen valles y cadenas montañosas. Todas tienen cráteres en mayor o menor medida, pero cada una tiene su propia historia.

En algunas, como Dione y Tetis, hay evidencia de actividad tectónica y sus superficies se rompen y separan. Otras, como Jano y Epimeteo, parece que formaron parte de satélites más grandes que se rompieron y separaron y ahora intercambian sus órbitas periódicamente. Prometeo y Pandora interactúan con el material de los anillos, pastoreando el anillo en su órbita. Algunos satélites más pequeños están atrapados en la misma órbita, como Tetis y Dione. El estudio de estas lunas nos proporciona muchos detalles sobre la historia del sistema de Saturno y del Sistema Solar en general.

Nombres de las lunas de Saturno



Los nombres de los satélites de Saturno son: Aegir, Albiorix, Antea, Atlas, Bebhionn, Bergelmir, Bestla, Calipso, Daphne, Dione, Egeón, Encélado, Epimeteo, Erriap, Farbauti, Fenrir, Fornjot, Greip, Hati, Helena, Hiperión, Hyrrokkin, Jápeto, Ijiraq, Jano, Jarnsaxa, Kari, Kiviuq, Loge, Metone, Mimas, Mundilfari, Narvi, Paaliaq, Palene, Pan, Pandora, Febe, Polux, Prometeo, Rea, Siarnaq, Skadi, Skoll, Surtur, Suttung, Tarqeq, Tarvos, Telesto, Tetis, Thrym, Titán y Ymir.

Christiaan Huygens descubrió en 1656 la primera de las lunas de Saturno con un telescopio de su propia invención y le dio el nombre de Luna Saturni, hoy la conocemos como Titán. Giovanni Domenico Cassini descubrió las cuatro siguientes: Jápeto (1671), Rea (1672), Dione (1684) y Tetis (1684).



En 1789, el año de la Revolución francesa, William Herschel descubrió las lunas Mimas y Encélado. En 1847 su hijo John Herschel propuso en sus Observaciones Astronómicas hechas en el Cabo de Buena Esperanza los nombres de los titanes, hermanos y hermanas de Crono (el nombre griego del dios romano Saturno) para los siete satélites de Saturno conocidos.

Los siguiente dos satélites se descubrieron en 1848 y en 1898 y fueron llamados Hiperión y Febe. Conforme fue aumentando la calidad de las lentes y de los telescopios, se fueron descubriendo más lunas. En 1966 aparecieron Epimeteo y Jano. Cuando en 1997 se lanzó la misión espacial Cassini-Huygens cuya misión es precisamente investigar Saturno y sus lunas, ya se conocían 18 satélites de Saturno.

Hasta el momento se conocen 62 satélites que orbitan alrededor del planeta de los anillos. De ellos 53 tienen clasificación oficial de lunas (esto quiere decir que tienen nombre) y los otros 9 son provisionales.



Los satélites de Saturno recibieron sus nombres de los titanes griegos y romanos y de los gigantes, sus hijos. Conforme fueron aparecieron más se los fue bautizando con nombres procedentes de las mitologías galas, inuit y escandinava.

Los satélites retrógrados, cuya inclinación respecto de la elíptica es entre 90 y 180 grados, reciben sus nombres de los gigantes de la mitología escandinava, excepto Febe, el mayor, porque fue descubierto mucho antes.

Los satélites progrado cuya inclinación orbital es de unos 36 grados reciben nombres de gigantes galos y aquellas lunas cuya inclinación orbital es de unos 48º llevan los nombres de los espíritus y gigantes de los Inuit.

Algunos satélites de Saturno



Titán es la segunda luna más grande de todo el sistema solar, después de Ganímedes, una de las lunas de Júpiter. Tiene una atmósfera impenetrable de 600 km de alto, compuesta en un 95% de nitrógeno. Su superficie está cubierta por ríos y lagos de etanol y metanol líquidos.



Rea está formada en tres cuartas partas por hielo y una cuarta parte de roca. Es como una bola de nieve gigante. Recibe su nombre de la titánide Rea, hermana y esposa de Crono (Saturno en la mitología romana), y madre de Zeus (Júpiter).



Jápeto tiene una cara brillante y blanca y otra oscura y negra, como si fuera un helado de chocolate y vainilla. Jápeto fue el titán padre de Atlas y Prometeo.



Febe orbita a Saturno en dirección contraria a las lunas mayores de Saturno. Sólo tiene unos 200 km de diámetro y casi no refleja la luz, es muy oscuro. Es un objeto muy intrigante para los científicos, que piensan que puede ser un objeto estelar de fuera del Sistema Solar capturado por la órbita del planeta. Febe era una de las titánides, pero también se le daba su nombre a Artemisa, diosa de la agricultura y de la caza.



Encélado tiene volcanes de hielo activo. La Cassini observó fracturas de las que se desprendía hielo evaporado, formando una nube de vapor de agua en el polo sur de esta luna. Es uno de los objetos más brillantes de nuestro sistema solar. Encélado era un gigante de cien brazos que nació de la sangre de Urano cuando Crono, su hijo, lo castró. Según la mitología, está enterrado bajo el monte Etna.



Hiperión, el que vigila, fue el padre de Helios (el sol), Selene (la luna) y Eos (la aurora). Este satélite de forma irregular, cubierto de cráteres y hielo, es hermano de las lunas Febe y Jápeto. Son los tres satélites más alejados en sus órbitas de Saturno. Su rotación es caótica e irregular.



Pan orbita entre los anillos principales de Saturno y es uno de los satélites pastores que ayudan a mantener el espacio entre esos anillos. Recibe su nombre del semidiós griego que cuidaba de los rebaños.



Tetis, en la mitología madre de las tres mil Oceánidas, tiene una cráter gigante provocado por algún impacto llamado Cráter de Odiseo y un valle inmenso conocido como Ítaca, la patria de Odiseo. Se piensa que está constituida en su mayoría por hielo.



Dione fue la hija de Tetis y, según la Ilíada, lamadre de Afrodita. Esta luna está compuesta en su mayoría por silicatos y hielo.



Dieciséis de las lunas de Saturno mantienen la misma cara hacia el planeta al orbitar, como nuestra luna. Entre ellos, Pandora.

Aún le quedan unos años de misión a la Cassini. Tal vez lleguemos a conocer 100 lunas de Saturno.



Satélites de Urano



Urano es el séptimo planeta de nuestro Sistema Solar. Al igual que Saturno, tiene anillos a su alrededor (hasta el momento se han descubierto once) aunque no tan extensos. Este planeta tarda 84 años en orbitar alrededor del Sol.

Se creía que Urano tenía 15 satélites, diez de los cuales no fueron descubiertos hasta la misión del Voyager en 1986. Las cinco lunas de Urano descubiertas primero son las más grandes y se llaman Miranda, Ariel, Umbriel, Titania y Oberón.

Cordelia y Ofelia son satélites pastores del anillo más externo del planeta. Los otros (Puck, Belinda, Bianca, Crésida, Desdémona, Julieta, Porcia y Rosalinda) siguen órbitas circulares entre los anillos y Miranda.

En agosto de 2004, gracias al telescopio espacial Hubble, se descubrieron hasta el momento otras 12 lunas en Urano. Con un telescopio amateur que tenga al menos 30 cm y en noches muy oscuras pueden verse las cuatro lunas mayores de Urano.

Nombres de los satélites de Urano



Como vimos en el caso de las lunas de Saturno o en el de los satélites de Júpiter, los satélites se nombraban a partir de la mitología griega. Los satélites de Saturno, sin embargo, recibieron nombres de espíritus mágicos de las obras de Shakespeare y de El rizo robado de Alexander Pope.

John Herschel, el hijo del mismo William Herschel que descubrió Urano, les puso Oberón y Titania (el rey y la reina de las hadas de El cuento de una noche de verano) y Ariel y Umbriel de la obra de Pope. Como Urano era el dios del cielo y el aire, eligió los nombres de los espíritus que presumiblemente lo acompañaban.

En 1949 se descubrió la quinta luna, Miranda. Su descubridor, Gerard Kuiper, le puso el nombre de la hija del mago Próspero, de la obra La tempestad. Y así siguió la tradición. La única otra luna con nombre procedente de la obra de Pope es Belinda.

Todos los accidentes de terreno de los satélites también llevan nombres relacionados con obras de Shakespeare. Por ejemplo, los cráteres de Oberón son Antonio, César, Coroliano, Falstaff, Hamlet, Lear, MacBeth, Otelo y Romeo.

Las lunas de Urano





Miranda es la quinta luna de Urano por tamaño y la decimoprimera en distancia. La descubrió Gerard Kuiper en 1948. Miranda no se parece a ningún otro objeto del Sistema Solar. Su superficie es una mezcla de terrenos muy curiosos.

Miranda parece un puzzle de rocas pegadas unas con otras sin orden ni concierto. Hay grandes fallas, cañones profundos, grietas, riscos y acantilados. Los astrónomos piensan que Miranda se ha hecho pedazos y vuelto a juntar varias veces a lo largo de su evolución.
Algunos cañones tienen una profundidad de 20 km, como el llamado Escarpe de Verona en forma de V también en honor a una obra de Shakespeare, Romeo y Julieta. También tiene cráteres enormes, como Alonso, que mide 24 km de diámetro.





Titania es la luna más grande de Urano y la número 14 en distancia al planeta. Fue descubierta por William Hershel en 1787, junto con el mismo Urano y Oberón. Antes de esto se pensaba que Urano era una estrella de la constelación de Tauro.

Titania está llena de valles y cráteres de impacto. Está compuesta por roca y hielo a partes iguales. No tiene atmósfera ni campo magnético. Es muy parecida a Ariel pero mucho más grande. Algunos astrónomos llaman a este tipo de lunas bolas de hielo sucias.





Oberón es la luna más distante de Urano y la segunda por su tamaño. También fue descubierta por William Herschel en 1787. Está lleno de cráteres, muchos más que en Ariel y Titania, y compuesto por hielo y roca dura.

Se parece a Umbriel aunque es de mayor tamaño. Tiene al menos una montaña de unos 6 km de altura. El cráter más ancho hallado en su superficie recibió el nombre de Hamlet, otro personaje de Shakespeare. Tampoco tiene ni atmósfera ni campo magnético.





Umbriel es el cuarto satélite según su tamaño de Urano y el decimotercero por distancia. Es una luna muy oscura. Sólo refleja la mitad de la luz que los otros satélites grandes de Urano. Fue descubierto en 1851 por William Lassell. Su nombre es el del espíritu melancólico de El robo del rizo de Pope.

Su superficie también está cubierta de cráteres y está compuesto de roca y hielo. Es más o menos del mismo tamaño que Ariel. Lo llaman cheerio fluorescente porque algunos de sus cráteres tienen colores muy brillantes. Seguramente impactos recientes han hecho que salgan materiales a la superficie que le dan esos colores.





Ariel es la duodécima luna de Urano por distancia y la cuarta por tamaño. Está compuesta como los demás satélites de Urano por hielo y roca. Su superficie está cubierta por calles de cientos de kilómetros de largo unidos entres sí y de más de 10 km de profundidad, muy parecidos a los cañones de Marte.

Estos cañones tienen suelo suave, lo que indican que han sido erosionados por amoniaco, metano o monóxido de carbono líquidos. El hielo corta como el acero a tan bajas temperaturas y habría dejado otro tipo de señales.

Ariel es el satélite más brillante de Urano. Fue descubierto en 1851 por William Lassell. Ariel era un espíritu travieso de La tempestad de Shakespeare.



El planeta azul

El término tierra, con origen en el latín terra, tiene varios usos y significados. Hace referencia, por ejemplo, al material desmenuzable que compone el suelo natural; al terreno dedicado al cultivo; y al piso o suelo.

Tierra también se utiliza como sinónimo de nación, país, región o territorio: “Nadal se consagró en su tierra”, “Los hombres de esta tierra son callados y solitarios”.

Cuando se escribe con mayúscula inicial, la noción de Tierra permite nombrar al planeta que habitamos. Se trata del único planeta en el que, hasta el momento, se ha comprobado la existencia de vida.

La Tierra se encuentra ubicada a 150 millones de kilómetros del Sol y es el quinto planeta más grande del Sistema Solar. Se formó hace unos 4.570 millones de años y cuenta con único satélite natural: la Luna.

Con forma geoide (esfera achatada por los polos), la Tierra tiene un diámetro de 12.700 kilómetros y el 71% de su superficie cubierto de agua. Los especialistas han diseñado dos modelos para referirse a la estructura interna del planeta: el modelo geostático y el modelo geodinámico.

El modelo geostático establece tres capas: la corteza (la capa más superficial, compuesta por el granito de los continentes y el basalto de las cuencas oceánicas), el manto (la capa intermedia, que llega hasta una profundidad de 2.900 kilómetros) y el núcleo (la capa más profunda, con un espesor de 3.475 kilómetros).

El modelo geodinámico, en cambio, menciona a la litosfera (la parte más superficial), la astenosfera (que se comporta de manera fluida), la mesosfera (también conocida como manto inferior), la capa D (una zona de transición) y la endosfera (que se corresponde al núcleo del modelo geoestático).



Álbum de la Tierra desde el espacio exterior


Este puntito azul es LaTierra

Que la Tierra es una mota insignificante en el espacio es algo que el hombre aún está por asimilar. Generación tras generación, los humanos nos hemos creído el centro del Universo y hemos perdido la perspectiva de nuestra propia pequeñez. En los últimos años, las progresivas misiones espaciales nos han ido proporcionando una imagen de nuestro planeta que hasta ahora no teníamos, postales desde el espacio profundo que nos recuerdan el punto exacto en el que hemos estado todo el tiempo. Éste es un breve albúm de la Tierra desde el espacio exterior:

1. La canica azul (distancia: 45.000 kilómetros)



El 7 de diciembre de 1972, la tripulación de la nave espacial Apollo 17 tomó una de las imágenes más espectaculares y conocidas de la Tierra cuando se encontraba a una distancia de unos 45.000 kilómetros. Los astronautas la bautizaron como la "canica azul".

2. Amanecer de la Tierra (distancia: 380.000 kilómetros)



El 24 de diciembre de 1968 el astronauta William Anders, a bordo de la nave Apolo 8, inmortalizó el más extraño de los amaneceres: la Tierra emergiendo sobre el horizonte lunar.

3. La Tierra camino de Júpiter (distancia: 6,2 millones de kilómetros)



El 16 de diciembre de 1992, en su camino hacia Júpiter, la sonda Galileo echó la vista atrás y tomó esta fotografía de la luna orbitando la Tierra. Se encontraba a una distancia de 6'2 millones de kilometros.

4. La Tierra desde Marte (distancia: 139 millones de kilómetros)



La primera imagen de la Tierra desde otro planeta fue tomada el 8 de mayo de 2003 por la Mars Global Surveyor mientras orbitaba el planeta Marte. Un año después, el 3 de agosto de 2004, el robot de exploración Spirit tomaba la primera imagen de la Tierra desde la superficie marciana: un punto casi indistinguible en el horizonte:



5. La Tierra desde Saturno (distancia: 1.500 millones de kilómetros)



El 15 de septiembre de 2006, la sonda Cassini fotografió una mota de polvo entre los anillos de Saturno. La Tierra vista a más de 1.500 millones de kilómetros.

6. Un punto azul pálido (distancia: 6.000 millones de kilómetros)



El 14 de febrero de 1990, la nave espacial Voyager 2 realizó la fotografía más distante de nuestro planeta hasta el momento: una imagen tomada a 6.000 millones de kilómetros y que Carl Sagan bautizó como "un punto azul pálido" en mitad de la nada. Aquella imagen tomada en el espacio profundo inspiró un libro de Sagan y uno de los momentos más bellos de la historia de la televisión. Os dejo con sus palabras:




Thank you, Carl.

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