viernes, 25 de mayo de 2012

En la escuela...

Cuando iba en la secundaria había un vato que se llamaba… esperen ¿cómo se llamaba?… chale no me acuerdo, el caso es que todos le apodaban “El chaquet” por aquello de que era adicto a las manualidades.El chaquet era un vato flaco flaaco, narizón y con cara de pendejo, alto y se creía la verga hasta segundo de secundaria.

En primero de secundaria yo era de los nuevos en la escuela. Venía de una primaria clasemediera, desconocidona y para ser sinceros: bastante chafa, por eso era el blanco fácil de todos los chicosmalos-chicosmalos que ya tenían medido el territorio en aquella secundaria popis de hermanos lasallistas

Una vez andaba yo jugando con mi trompo (thank you Chabelo) y cotorreando con un cuate. Ahi andaba yo haciendole a la mamada: que el boomerang, que el columpio, que la vuelta al mundo, que el 69 moderno, etc… bueno, el último creo que era de otra historia, pero bueno. De repente, veo una sombra de alguien que estaba parado atrás de mí, en ese momento perdí el control de la complicadísima suerte que estaba yo haciendo con mi trompo y vergas, que se me cae. Al momento de querer levantarlo, veo como aquel hijo de la gran ¡lo patea!…Mi trompo lleno de estopa con punta de acero o-tro-pe-do loco había salido volando encasadelaverga, no mames, cómo se atrevía…

-No mames Chaquet, déjalo güey es cuate… – le dijo mi valedor al Chaquet…
-Jajaja, alaverga su pinche trompo, aquí no jugamos mamadas… – dijo el Chaquet con harto sinismo en su tono de vo

Puuuta madre, en ese momento sentí cómo todas las arterias, venas y conductos de mis huevos ardían como si les transitara lava por dentro, empecé a sentenciar una frase que seguramente le heló la sangre al Chaquet… -Antiguos espíritus del mal, transformen este cuerpo decadente en Mumm…- nah no es cierto, la neta no dije nada, nomás fuí por mi trompo mientras escuchaba la pinche risa del Chaquet… -Muajajajaja, muajajaja- decía el puto… en ese momento juré que algún día me vengaría, alimenté mi sed de venganza como el buen Edmond Dantés durante primero y segundo de secundaria, hasta que llegó el momento de vengarme, en tercero de secundaria…

Justo cuando entré al salón el primer día de clases dirigí mi mirada hasta donde estaba el Chaquet, mirandome, retándome, diciendome con sus ojos: “¿qué pedo pinche perrito? nos encontramos de nuevo ¿eh? ¿trajiste tu trompo?” a lo que yo sólamente respondí con una risa retorcida sabiendo que ahora las cosas habían cambiado, yo ya tenía nuevas habilidades, puños de acero y toda la bandota que saltaba por mí… la probabilidad de derrota era nula.

Al primer cambio de clases, nos juntamos unos cuates ahi a platicar, y no pude aguantarme las ganas de recetarle un señor zape al buen Chaquet quien se encontraba sentado en su pupitre (jaja pupitre no mames)…

-UUUUUUUUUHHHHHH- exclamaron todos mis cuates. El chaquet estaba tan sacado de pedo por mi atrevimiento que lo único que hizo fué pararse y decirme “que te pasa” con la cara roja roja, a lo que yo solo respondí con un puñetazo en el estómago que doblegó al Chaquet a la rendición. En ese momento saqué un poco de lo que le estaba guardando al buen Chaquet. Lo demás se lo fuí dosificando durante todo tercero de secundaria.

Entre los castigos que el Chaquet recibió fueron:

  • cadenazos
  • golpes secos con puño
  • cachetadas
  • zapes
  • cerbatanazos
  • frijolazos con “mataperros”
  • candadazos
  • cuadernazos
  • mochilazos
  • patines

y el famosísimo “tubo, tubo” y no como el del Adal Ramones con morras sabroseables, sino del que te abren las patas y te pegan con un tubo ¿ya sabes?…

Sólo una vez intentó rebelarse, estábamos en computación y yo llegué a darle su dosis diaria de vergatanazos después de las vacaciones, nomás se paró y me dijo “Ya estuvo, en las vacaciones me metí a karate, ya valiste verga” y yo ni tardo ni perezoso le receté un vergazo entre ceja, oreja y madre a lo que él solo respondió con un “chale, calmate”. Al otro día llegó con la oreja negra, no te miento, neta.

Ahora que lo pienso creo que el castigo que recibió por haberme pateado el trompo fue demasiado, pero en la secundaria a uno le vale verga el dolor, porque para mí el no solo había pateado mi trompo, pateó mi orgullo, mi dignidad…
Yaaaaaa que mamón… pero si neta.

Despues de tercero de secundaria solo una vez vi al Chaquet, iba yo manejando y se me cerró, empezamos a hacernola de pedo mutuamente sin saber quién era quién, hasta que me harte y me puse enfrente de él, y nos bajamos del coche, al ver quien era yo, nada más dijo -¿Ahh qué onda we, cómo has estado?… Yo ya nomás me reí y me fuí pensando… cómo hay gente que la caga un chingo…

Si el papá del Chaquet hubiera usado condón, ese vato no hubiera sufrido tanto… me cae…

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